Tuesday's gone



Mi chica no es a prueba de la oscuridad, cuando entra en ella la consume totalmente y no puedo verla más hasta que regresa a la luz y me sonríe. Mi chica no es a prueba de la oscuridad pero le encanta y cada que puede se escapa de mis manías y mis celos y mis vicios y entra en ella, deja que la consuma y vuelve a mí, un poco mejor, lista a soportarme.

Mi chica me dice que esté tranquilo, que es apenas un espacio personal donde sólo cabe ella, que no debo temer nada. Me toma la cara con ambas manos y me dice que ama; yo pretendo creerle, pero cada que la miro a los ojos veo que son más y más negros.

Mi chica no es a prueba de la oscuridad pero la seduce. Allí encuentra cosas que yo no puedo darle, por eso quiere más de esa oscuridad, así que cada vez entra allí con mayores ansias. Y cada vez se tarda un poco más en regresar.

Yo me quedo afuera, solo, mirando el vacío, buscando razones. Aplico teorías geométricas e incluso en ocasiones he estado tentado a usar algo de filosofía para comprender qué se esconde detrás de esa insondable negrura que se escapa a mi comprensión. Ella ya no sonríe cuando hay luz, cuando está iluminada, entonces apago lámparas y bombillos para verla ál menos cómoda. Dejé el cigarrillo porque le molesta el fuego de mis fósforos.

Yo quiero enterderla y en silencio ruego que alguna vez me invite a entrar, pero sé que no va a pasar. Soy un lastre que la ata y la limita. Soy un apéndice que le cuelga inerte a un costado, pero sabe manejar a la perfección mi peso muerto.

Mi chica es astuta y me conoce. Sabe cuándo cumplir mis caprichos para que me calle la boca, sabe cuando palmearme en la espalda para que no sienta que soy sólo un perdedor.

Ahora espero que ella salga. Hace varios días entró en ese negro abismo tan imposible para mí y no sé nada. Me pregunto si no me extraña y quiere venir a verme, pero el viento sopla frío y no me da respuestas, así que me armo de paciencia y sigo esperando.

Si mi chica no regresa voy a marchitarme. La necesito para que me cumpla los caprichos inútiles y me dé palmadas en el lomo. Necesito que me rasque detrás de las orejas.

Amo a mi chica pero no soy suficiente para ella. Es más alta, bonita e inteligente que yo. Es presumida y coqueta. Es curiosa y habla tres idiomas. No necesita nada de mí, por eso se va allá, a donde no debe arrastrarme y darme de comer.

Pero, tú dime. Qué voy a hacer si no vuelve. Escucho a lo lejos un tren y a detrás mío un gato me observa. Creo que ambos saben que estoy perdido y que mi chica se fue para no volver.

Yo, en el fondo, también lo sé pero no tengo fuerzas para lanzarme a los rieles. Si ella viene unos minutos, tal vez encuentre valor y lo haga.

Entre tanto seguiré aguardando a que tal vez regrese, entre tanto sé que ese nudo en mi garganta es la muerte y no son lágrimas en mis mejillas, es la lluvia que me dice que el tren no tardará en pasar de nuevo y que esta vez será la última.