Dante's Inferno



Debería poder maldecirte y hacerte sentir verdadero dolor. Los dioses deberían honrarme con el poder de las plagas para que se te pudra el corazón, para que se te borre la sonrisa.

El Apocalipsis debería descender sobre tu espalda y marcarte la piel con fuego. Y es que te odio con todas las células de mi cuerpo. Te detesto tanto que me duelen los dedos, la conciencia, la piel, el espíritu humano que se supone vive dentro de mí.

Mi deseo de revancha no me deja vivir ya. La comida me sabe a cartón. Sólo pienso en vengarme de ti. En verte llorar y sufrir, mientras estás de rodillas. Nada bueno me pasa por la cabeza cuando pienso en ti. Eres el plan previo al crimen. Eres mi proyecto de dolor. Eres quien va a pagar por las lágrimas que salieron amargas y que tuve que beberme cuando me moría de sed en el desierto de tu indiferencia.

Cada noche en vela, cada oportunidad de seguir adelante que dejé pasar, cada vez que sentí que el estómago era un bulto de abono para granjas, me serán compensados uno a uno. Y serás tú y tu carne y tus huesos y la tierra que cubra tu tumba lo que me llevaré al infierno cuando me llamen a purgar mis culpas.

Mi cerebro es un campo de concentración. Mi rostro es la guerra. Mi corazón es Hiroshima después de la bomba atómica. Bebo gasolina, escupo fuego. Soy un felino salvaje perdido en la ciudad buscando una presa. Tengo napalm en las venas. Soy ciega ira con forma de humano.

Debería poder maldecirte, hacer que pagues por tus pecados, crucificarte en mi jardín y fumarme un cigarrillo mientras te veo agonizar. Debería odiarte por sacarme de mi cascarón y traerme a tu mundo solamente para abandonarme a mi suerte. Debería ponerle precio a tu cabeza para que la entreguen en una bandeja.

Debería ser un preso amotinado en la cárcel. Un soldado sediento de sangre enemiga. Un indio apache de cacería en la madrugada. Un coyote hambriento. Un barbitúrico ilegal. Debería poder odiarte porque así, finalmente, podría dejarte de amar.