Concierto



Anoche miré el techo por horas. Conté las arrugas que tiene el cielo raso e imaginé figuras de animales y gente haciendo el amor en las sombras.

Quise sentarme a escribir un rato, pero no encontré palabras. Quise leer un poco, pero no me animaron las letras. La nevera está vacía, la cama un terreno peligroso al que debo entrar solo y por eso espero.

Afuera llueve y las palomas se ocultan en mi alféizar. Oigo a un ratón corriendo por la habitación, pero no puedo verlo. No sé qué quiere encontrar aquí.

Pronto se inundará mi cocina por la lluvia. El vecino de abajo se va a quejar. Nada que hacer, sólo esperar. Un cigarrillo me haría bien.

Creo que esto es todo. Mi destino debe ser seguir mirando el techo hasta que me pudra. Un destino salvaje reservado para pocos. Sólo pensé que debería contártelo, cabrón.